XI Congreso del PR
Turín, 1, 2 y 3 de noviembre de 1972

El objetivo del Congreso anterior, consistente en lograr que se inscribiesen al menos mil personas al Partido radical se alcanza y se supera: en el congreso anual de noviembre celebrado en Turín, el nùmero de inscritos asciende a 1.300. Así pues, el Congreso puede aprobar una moción holgadamente que se anticipa al planteamiento de enfrentarse con la Dc que conducirá a las izquierdas italianas al éxito electoral del 15 de junio de 1975. La moción impulsa definitivamente el proyecto de iniciativa popular referendaria sobre los temas de los derechos civiles. El Congreso supone, además, un importante momento de lucha para que pueda triunfar la batalla en pro de la objeción de conciencia y en pro de la puesta en libertad de Valpreda, que alcanzó su punto culminante con la huelga de hambre de Pannella y Gardin. El Congreso elige secretario a Angiolo Bandinelli y tesorero a Giuseppe Ramadori.

MOCION GENERAL

El XI Congreso nacional del Partido radical, reunido en Turín los días 1, 2 y 3 de noviembre de 1972, constata que se han alcanzado y superado los objetivos que el Congreso anterior celebrado en Roma fijó como condición indispensable para discutir sobre la continuación de la vida del Partido.

El desarrollo del Congreso ha demostrado que, en un sólo mes, más de detecientos compañeros procedentes de todos los horizontes políticos democráticos han decidido identificarse con el proyecto de refundación del partido laico para edificar una sociedad socialista y liberal y para lograr la renovación, la unidad y la alternativa de izquierda en Italia. La unidad de los más de mil trescientos inscritos se muestra profunda y enriquecvida con casi todos los fermentos alternativos existentes en nuestra sociedad en la actualidad.

Es tarea de todo el Partido movilizarse para que esta corriente de asociación y de libre y nueva organización de los laicos, de los liberales y de los socialistas no se interrumpa sino que siga adelante y se amplie.

El estatuto liberal, federativo, federal aprobado por el Congreso celebrado en Bolonia en 1967, encuentra nuevo vigor y plena actualidad. Una teoría organizativa que ha demostrado ser original y correcta puede y debe asumir el carácter de una praxis sólida. Conforme con esta necesidad una vez más, aunque en esta ocasión finalmente con la justificada y razonable convicción de que las condiciones necesarias objetivas empiezan a verificarse - ratifica que la de la actuación de la carta estatutaria es tarea natural y primordial de todo radical para el próximo año, sea cual fuere su nivel de responsabilidad. El primer servicio que el partido feederal, con sus estructuras y sus funciones, debe asegurar es el de su plena movilización para formar partidos radicales, que actùen en Italia, partidos que encuentran su plenitud sólo en la dimensión regional, de carácter federal, federativo, autogestionado y liberal.

La paralización histórica del régimen

El Congreso considera que el régimen corporativo, interclasista, autoritario, clerical, violento y corrupto de la Democracia cristiana en la que aparecen en su unidad e identidad las dos caras tradicionales del poder político italiano, el estatal y el eclesiástico, demuestra que progresivamente se halla más sólidamente asentado, tal y como lo estuvo, en los años treinta, el Partido nacional fascista en nuestro país.

Los márgenes de libertad y de oposición civil, aun siendo ésta drástica, de la dialéctica democrática, de la existencia misma de una disensión, y de las bases populares del pacto constitucional son cada vez más exíguos e inexistentes.

La paralización histórica actualmente triunfante se ha formado, se ha constituido en régimen uniendo grupos e intereses vinculados a la configuración clasista y de explotación violenta del "orden" social. La tutela de la lógica prioritaria del beneficio, de las rentas parasitarias, de la dinámica de robo, de colonización de áreas y de grupos sociales, no ha sido obstaculizada sino favorecida por la llamada "publicización" de la economía. No ha sido casual que la línea de desarrollo entre el corporativismo fascista y el democristiano no se haya podido desarrollar ni tan siquiera a través de sus propias siglas, desde el Iri (Istituto di ricostruzione industriale) a las mutuas y las previsiones, a la amplia gama de entes parasitarios y corporativos, a través de los mismos tipos de gestores de los distintos cuerpos del Estado y de la iglesia, desde la policía a la magistratura, desde el ejército hasta el Consejo de Estado, desde la Contaduría general del Estado hasta la Conferencia episcopal, las "órdenes" y "sociedades inmobiliarias" y "financieras", "religiosas" ante la ley, pero en realidad mercantiles y capitalistas.

La atomización corporativa, la fragmentación social, la enajenación de masas, la incentivación de los sectores y de las estructuras de robo de consumo, los estragos causados en el territorio del "tiempo libre", de la salud pùblica y de la honestidad y de la lealtad de toda institución, estructura y servicio estatal, así como el método democrático laico y no violento de confrontación política. La corrupción difundida que está connaturalizada con la Dc como la policía con el fascismo, el caos y las "crisis", ùtiles para que los rico y los potentes se hagan cada día más ricos y más potentes, los pobres y los desahuciados más pobres y más desahuciados, no son la consecuencia de una pretendida inadecuación histórica de la clase dirigente sino la expresión necesaria y rigurosa de los intereses creados y de las actividades de las fuerzas clérigo-democráticas y clérigo-fascistas de régimen.

El poder legislativo, desde hace veinte años, ha aprobado cientos de miles de leyes corporativas, con el consentimiento explícito de la oposición parlamentaria democrática, calificándose auténtica y "eficaz" Cámara de las corporaciones, incapaz de abolir las pocas decenas de leyes más bochornosamente incondicionales y fascistas, incapaz de producir grandes leyes democráticas, de aplicar en un cuarto de siglo la Constitución, de votar reformas y hacer que se apliquen.

En 1972, este régimen, para afirmarse y defenderse cuenta con más prisioneros políticos y de clase en sus cárceles militares que los que en el 36 necesitó encarcelar el Partido nacional fascista.

Iniciada sólo aparentemente el 12 de diciembre de 1969, pero en realidad sólo atenuada en superficie en los años iniciales del centro-izquierda, la masacre de personas, de instituciones, de leyes y de civismo iniciada y realizada constantemente desde 1948, ha explotado ahora.

Las mismas liturgias democráticas se han convertido escandalosamente desleales y tachan de renegados de las idealidades burgueses a aquellos que las usan y declaran defenderlas o creer en ellas. No existe ni un indicio de auténtica democracia o de tensión laica, ni tan siquera en las mismas organizaciones socialistas y liberales: el enfrentamiento de clase, en la actualidaad, pasa dentro y no sólo a través de los partidos de tradición obrera y proletaria.

La liquidación practicada desde hace medio siglo, con pretensiones de socialismo más o menos científico, de las potencialidades y de las tradiciones socialistas, liberales, anti-institucionales del movimiento obrero democrático de clase ha acabado por resolverse no con propuestas y realidades socialdemócraticas - en el sentido europeo del término - sino en reformismos subalternos y en parlamentarismos hipócritas y grotescos. Castas de burócratas y castas sacerdotales tutelan, con las "verdades ideológicas" y los "dogmas de fe" de los que se proclaman celadores y servidores, la acumulación de la gestión del poder, que es lo ùnico en lo que creen, sin reservas ni condiciones, contra toda verdad dialógica, democrática y laica.

Organizar la resistencia y el contrataque

Este régimen tiene miedo de las libertades, de los derechos civiles, de la paz, de la democracia auténtica, del civismo. Por ello el antiautoritarismo, el antimilitarismo, el anticapitalismo son censurados y perseguidos. Por ello, la Italia oficial vive en toda su plenitud la restauración iliberal, antidemocrática y violenta. Por ello, todas las fuerzas políticas democráticas italianas tradicionales, incluso de izquierdas, son neoconcordatarias, corporativas e interclasistas en su política concreta de cada día. Por ello, el ataque a la unidad sindical y la política democrática de clase que podía hallar en ella su momento de resistencia y de reanudación se ha visto afectada una vez más.

El XI Congreso nacional del Partido radical considera que la mayoría clérigo-fascista que caracteriza a esta legislatura no es más que la consecuencia obligada, y ampliamente prevista, de esta situación.

Así pues, es necesario organizar en todos los niveles la resistencia y el contrataque porque sólo así se logrará una defensa homogénea con las esperanzas laicas y socialistas, una defensa que no haga de las fuerzas discordes, de las fuerzas libertarias de clase fuerzas sujetas o semejantes al enemigo opresor.

El XI Congreso nacional del Partido radical afirma que la unidad y la renovación, la fuerza necesaria para vencer, en dicho sentido, a nivel de la actual generación política - y no en un futuro lejano y abstracto - pueden reconstruirse y encontrarse sólamente a partir de proyectos concretos, inteligibles para todos, gestionables desde la base por las masas democráticas y por cada individuo, por auténticos socialistas, comunistas, democristianos, liberales gobettianos; desde las minorías que pueden realmente considerarse revolucionarias porque vinculan la afirmación de sus derechos a la plenitud de los derechos universales e individuales.

El Partido radical propone a los partidos y a las fuerzas democráticas de clase, laicas y liberales (y lo propone en el inminente Congreso nacional del Partido socialista) utilizar inmediatamente, contra el gobierno y el Parlamento clérigo-fascista, contra los "patrones" del Estado, de la iglesia, de la policía, de la fábrica, del colegio - que merecen ser llamados así - el instrumento constitucional de los referéndums abolitivos, referéndum con cuya ley de aplicación ha sido posible vrncer la oposición democristiana impuesta desde hace veinte años sólo con la gran batalla civil a favor del divorcio.

Para cada derecho fundamental desatendido, para cada retraso de un cuarto de siglo en la aplicación del pacto constitucional, para cada ley reaccionaria impuesta contra la democracia, contra los derechos del hombre, los derechos de los trabajadores y de los ciudadanos, el recurso a la voluntad popular y a la fuerza liberadora (y constitucional) de las masas democráticas ésta es la ùnica medida que puede salir vencedora, unificadora y alternativa.

Solo así será lícito y posible seguir hablando - para quien lo desee - en nombre de la Italia de la Resistencia, y ser creíblemente antifascista en la actualidad.

Desde ahora, el Partido radical, por su cuenta, propone y delibera comprometerse y propugnar los siguientes referéndums abolitivos:

a) de las leyes de aplicación del Concordato (incluso, es más sobre todo las eventualmente "renovadas");

b) de las normas autoritarias (y no sólo "fascistas" de orígen) de los códigos penales (comprendido el delito que castiga el aborto y los delitos que afectan a los consumidores de drogas, sean éstas "blandas" o "duras", equiparándolos con los traficantes);

d) de leyes (anticonstitucionales todas) de financiación pùblica de la escuela y de la asistencia "privadas" y religiosas;

e) de leyes sobre la prensa y otras que más evidentemente limiten las libertades civiles fundamentales.

El Partido radical se comprometerá plenamente para obtener el mayor nùmero de apoyos, de confluencias y de corresponsabilidades sobre este proyecto. Pero esta lucha es necesaria y se deberá llevar a cabo con un plazo que no deberá exceder del 1 de enero de 1974 para la recogida de firmas, y de la primavera de 1975 para la celebración de los referéndums.

Para 1973, el Congreso instiga al Partido a llevar a cabo las siguientes batallas civiles:

a) lucha antimilitarista, para poner en marcha un proceso radical de conversión de las estructuras, de los servicios, de las servidumbres, de los gastos militares para estructuras, servicios, gastos civiles, contra todos los ejércitos, por las funciones y el significado que poseen ideológica y políticamente en la organización estatal y social. Lucha contra el ejército italiano por sus peculiares e históricas características funciones antidemocráticas y anticonstitucionales. Lucha en pro de la defensa, aquí y ahora, de los derechos y de las libertades contra las que el ejército protesta, niega, o amenaza;

b) lucha anticlerical anticoncordataria: para la defensa intransigente de la ley Fortuna sobre el divorcio contra las propuestas de abolición parlamentaria y de "mejoras" clasistas y del Tribunal de la Rota, sobre todo si las proponen partidos pretendidamente laicos y pro-divorcistas; para oponerse a la política de confiemación de los Pactos de Letrán, petición hecha con la moción Andreotti, Jotti, La Malfa, Orlando, Bozzi y Bertoldi en la legislatura pasada; para velar por los derechos de todos los ciudadanos y en particular por las comunidades de creyentes que ven de nuevo como conjuntamente se movilizan contra su conciencia y su libertad, César y Pedro, Repùblica "italiana" y "Estado" Vaticano;

c) lucha para la liberalización del aborto, en apoyo y de acuerdo con el movimiento federado del Mdl, sin excluir por ello otras colaboraciones con distintos movimientos feministas laicos y liberales; dicha lucha debe entenderse como un intento concreto de todos los radicales de aportar a la política de liberación de la mujer, objeto de un sistema de explotación dùplice y salvaje, de clase y de una sociedad basada en la pretendida "superioridad" de los "valores" propios del "hombre" con respecto a la "mujer".

d) lucha para la afirmación del pleno carácter político y de la necesidad de conquistar una sexualidad laica y liberal; con la consiguiente, concreta defensa y apoyo leal por parte del Partido radical de todos los movimientos homosexuales, así como feministas, que afirmen en este campo el valor revolucionario y moral de las ideas y de los comportamientos liberales y laicos.

Pueden y deben ser aquí y ahora propuganadas y conquistadas, con la fuerza de la tolerancia, del diálogo, de la no violencia laica con respecto a la verdaaad, a la conciencia, al cuerpo de cualquier otro, leyes que prohiban al Estado, a cualquier institución, a mayorías, a minorías, a todo aquel que pretenda prohibir la libertad de conciencia y de opinión, de disponer de su propia vida y su propio cuerpo segùn la moralidad y la responsabilidad de cada hombre y de cada mujer. El deterioro del Estado, del poder y de la violencia de las instituciones es la condición insuperable, para los radicales, para poder edificar una nueva sociedad socialista, laica, liberal, pacífica, internacionalista, para el crecimiento moral de la persona, para una lucha democrática, revolucionaria y radical de clase. El Congreso afirma solemnemente que las luchas a favor de los derechos civiles de todas las minorías (y mayorías) étnicas, de generación, "morales", oprimidas y explotadas, constituyen la primera justificación, cuando no la ùnica razón, de la acción política del Partido radical y de su refundación.

Los compromisos para 1973

El XI Congreso del Partido radical compromete a los compañeros militantes - fuere cual fuere su nivel de responsabilidad y su función - y en particular, desde el punto de vista estatutario, a los órganos electos del Partido radical a garantizar la aplicación de las siguientes iniciativas:

1) la objeción de conciencia: a) asegurar el resultado positivo de la iniciativa de desobediencia civil y de acciones directas no violentas como la huelga de hambre llevada a cabo por Marco Pannellla y Alberto Gardin y por más de cien compañeros, encaminada a obtener el comopromiso inmediato del Parlamento para votar las leyes necesarias para la puesta en libertad de los compañeros objetores de conciencia y de los compañeros Valpreda, Gargamelli y Borghese; b) asegurar una movilización unitaria y adecuada para que la ley a favor de la objeción de conciencia sea la menos mala, considerando las características del Parlamento actual; c) asegurar la rápida presentación de un nuevo proyecto de ley sobre la objeción de conciencia que constituya el nuevo punto de referencia de las luchas políicas antimilitaristas no violentas para la abolición del servicio militar y la conversión de las estructuras militares en estructuras civiles; d) poner en marcha una campaña de amnistía para los delitos militares;

2) promover el conocimiento y el debate de los principios de los métodos no violentos, como arma liberal y revolucionaria homogénea para edificar una nueva sociedad socialista, laica y pacífica, y una política de nueva izquierda y de afirmación democrática de clase;

3) organizar, en colaboración con los compañeros de Venecia Julia y de Friuli, la VII Marcha antimilitarista, con objetivos y modalidades y recorrido análogos a los que de la marcha del presente año;

4) convocar para el 4 de noviembre el V Congreso nacional antimilitarista;

5) asegurar la máxima aportación del partido al movimiento antimilitarista, a su crecimiento, a su progresiva fuerza y concreción, al servicio de todos los grupos que, en su absoluta autonomía, demuestren compartir las luchas y las finalidades;

6) preparar la creación, como mucho para el otoño que viene, de una guardería y de una clínica, o un ambulatorio "abiertos" y liberales;

7) asegurar la publicación al menos cada diez días de "Noticias Radicales";

8) asumir iniciativas de preparación y de fomento orgnizativo así como la política para la campaña de los referéndums abolitivos, tal y como está previsto en esta moción.