XXXVII Congreso del Partido Radical
Roma, 7 y 8 de abril de 1995

Texto del documento congresal aprobado, al término de los trabajos, con el 92,72% de los votos (204 de 220 votantes, 7 noes y 9 abstenciones).

MOCION GENERAL

El 37º Congreso del Partido radical, reunido en Roma el 7-8 de abril de 1995,

da las gracias a los órganos dirigentes, a los inscritos, a sus sostenedores, a los militantes abolicionistas de "Que nadie toque a Caín" (Campaña de ciudadanos y de parlamentarios para la abolición de la pena de muerte en el mundo antes del año 2000) que, en las situaciones m s difíciles y arduas, a pesar de las dificultades financieras y de la falta de energías, con el compromiso militante personal y con la fuerza de las convicciones y de las esperanzas, le han permitido a la no violencia gandhiana, al di logo tolerante, laico y humanista, conducir a la Asamblea de las Naciones Unidas hacia el debate - por primera vez en su historia - sobre una moratoria de la pena de muerte, y a asumir las primeras decisiones importantes para constituir una jurisdicción penal internacional sobre los crímenes contra la humanidad.

En otros campos, en los que el partido y las asociaciones que con él trabajan o que a él est n federadas han puesto en marcha sus campañas siguiendo el mandato dictaminado por el Consejo General de Sofía de julio de 1993, y se han conseguido resultados importantes aunque no decisivos. El debate del congreso ha confirmado la plena actualidad y validez de todas estas iniciativas. Constituyen expresiones, todas ellas necesarias por igual, del método y de la línea radical.

Así ha sido en especial para la campaña para la reducción del daño y para la superación de aquellas Convenciones ONU en materia de droga que son el cimiento de las legislaciones nacionales prohibicionistas y sobre las que recae la primera responsabilidad del desproporcionado crecimiento del mercado clandestino, mafioso, corruptor, detonante cada vez m s incontrolado del poder político así como económico; para la campaña sobre la lengua internacional, la de las pandemias y el SIDA o para la creación de una Alta Autoridad del Danubio y contra la desquiciada política energético/nuclear en acto en los países del antiguo imperio soviético.

El Congreso, sin embargo, tiene que constatar que el Partido no parece seguir estando en la actualidad en condiciones de proseguir estas batallas y éxitos, y mucho menos de corresponder de forma adecuada a los nuevos objetivos ya delineados o bien a los cada vez m s urgentes y apremiantes problemas.

En todas partes del mundo, de hecho, seguridades y certidumbres que se dan por adquiridas definitivamente se ven afectadas por crisis y premoniciones dram ticas: no existe, se puede decir, región en la que no se advierta un crecimiento paulatino de la violencia incontrolada que se manifiesta en nuevas formas terroristas de gravedad inaudita, la proliferación desordenada de focos de irracionalidad que tienden a desconcertar los principios de la tolerancia y de la convivencia civil. En todas partes, exigencias, aspiraciones, esperanzas incluso positivas, justas, necesarias, cobran formas y expresiones alimentadas por un fundamentalismo intolerante e incapaz de di logo.

Europa, por su cuenta, asiste, resignada e impotente, al declive y al abandono de la perspectiva federalista spinelliana (1) para la construcción de un sujeto político provisto de capacidad de elección y orientación, abierto al ingreso de nuevos países o a brindar, a aquellos que así lo solicitasen, la ayuda y el apoyo humanitario necesario para facilitar el camino hacia la democracia.

Las Naciones Unidas, que hasta el día de ayer eran consideradas garantía indispensable de equilibrio y de paz mundial, atraviesan una crisis de credibilidad que sólo se puede superar con intervenciones que potencien el índice de democracia y de eficacia.

Por £ltimo, insostenible es el silencio opuesto por los gobiernos y la opinión p£blica mundial a la voz del Dalai Lama, voz ignorada cuando se remite a las conciencias con respecto a la emblem tica situación de opresión en la que se halla sumido el Tíbet en el contexto de la negación totalitaria de democracia y de derecho para todo el pueblo chino. Para que el Tíbet viva, para que se mantenga viva la amonestación de Tien An Men, para que el comunismo eficientista chino no se convierta en un nuevo tr gico modelo, sería necesario trabajar para dar cuerpo y forma a la demente y razonable esperanza de una gran iniciativa mundial que innove las formas de la no violencia organizada en un gran Satyagraha.

El Congreso se identifica con los an lisis realizados por los órganos dirigentes del partido, para quienes las causas de las actuales graves dificultades residen en la insuficiencia de recursos económicos, que no pueden seguir garantiz ndose con la contribución determinante de los inscritos y de los sostenedores con cuota italiana, pero sobre todo debido a la imposibilidad en que se hallan militantes y responsables del partido - a pesar de las pruebas excepcionales que se han demostrado hasta ahora, por las que el Congreso da las gracias - para hacer frente de forma no veleidosa a las instigaciones, a las exigencias, y a las urgencias objetivas.

Prosiguiendo en las actuales condiciones, el Partido Radical pasaría a ser mero testimonio, justificación de la violencia y de la resignación.

Dichas dificultades no podr n superarse si no son asumidas plenamente responsabilidades dirigentes y militantes por parte de nuevas energías, presentes en el partido o que en él converjan, reconociendo que es necesario como £nico instrumento transnacional de nuestro tiempo.

Para obtener que dicho viraje sea concebido organizado y aplicado el 37º Congreso - an logamente al 35º Congreso de refundación transnacional del Partido de 1989 - delega al Secretario, al tesorero y al Presidente del Partido sus poderes estatutarios por un m ximo de un año, a ejercer conjuntamente y con deliberaciones un nimes con respecto a todas las decisiones relativas a la vida del Partido radical. En particular, el Congreso les confía la tarea de disponer un proyecto de refundación del Partido, tomando las medidas de reestructuración que con tal objeto considere necesarias.

El Congreso delibera asimismo que el Consejo General esté extraordinariamente compuesto por 31 electos por el Congreso.

Dichas modificaciones estatutarias constituyen norma transitoria del Estatuto del Partido radical.

Asimismo, el Congreso invita y lanza un llamamiento a los inscritos, a las asociaciones radicales y a las asociaciones federadas para que multipliquen las formas de iniciativa política radicales organizadas, de manera que las razones, los ideales y los objetivos del Partido se refuercen a partir el compromiso concreto de cada cual.

El Congreso saluda, por £ltimo, a los que se han asociado y participar n mañana, como conclusión de sus trabajos, en la Marcha de Ramos 1995 para rendir testimonio visible y fuerza de compromiso a la confrontación ideal entre las fuerzas de distinta inspiración humanista y religiosa en la lucha contra la pena de muerte, para que puedan de nuevo conducir al debate y a la iniciativa en instancias de las Naciones Unidas y se dé finalmente fuerza de ley universal a la petición de que la vida humana deje de estar a disposición, ni tan siquiera del Estado.

N.d.T.

(1) SPINELLI ALTIERO . (Roma 1907 - 1922). Encarcelado durante el fascismo (desde 1929 hasta 1942) por sus actividades antifascistas, pues fue líder de las juventudes comunistas. En 1942, escribió con Ernesto Rossi, uno de los fundadores del Partido radical, el Manifiesto federalista de Ventotene, en el que se afirma que sólo una Europa federal podr  vencer definitivamente los peligros de un retorno de las guerras fratricidas en el continente europeo. Al final de la guerra fundó junto a Rossi y Eugenio Colorni, entre otros, el Movimiento federalista europeo, y después pasó a ser miembro de la Comisión europea, siguiendo de cerca y criticando la evolución de las estructuras comunitarias. En 1979 fue elegido diputado en el Parlamento europeo por las listas del Partido Comunista Italiano (PCI), y se convirtió en el cerebro del proyecto de tratado que fue posteriormente adoptado por el Parlamento europeo en 1984 y m s conocido como "Proyecto Spinelli".