IV Congreso del PR
Florencia, 3, 4 y 5 de noviembre de 1967

EL Congreso de Florencia es el primer congreso estatutario, anual y con fecha fija (primeras tres festividades consecutivas de noviembre). En su documento final define por primera vez el an lisis radical sobre las caracterìsticas de la degeneraciòn que estaba adoptando la vida polìtica italiana, a pesar de las esperanzas suscitadas por el centro-izquierda y, en parte, gracias a esta forma de gobierno, a través de la cual la Democracia cristiana llevò a cabo la "conquista" del Estado y de las instituciones. El Partido radical mantiene su oposiciòn neta a la fòrmula gubernamental y manifiesta una dura crìtica al Psi por haber aceptado ser enjaulado en el proyecto de la Dc. Asì mismo, el Partido radical denuncia los graves errores y las graves responsabilidades de la izquierda de la oposiciòn, que no acude a sus deberes y que ha demostrado querer seguir una polìtica subordinada a la Dc.

Ferruccio Parri (1) envìa un saludo al Congreso.

MOCION GENERAL

El IV Congreso nacional del Partido radical, reunido en Florencia el 3-4-5 de noviembre, con el eslògan "la izquierda contra el régimen", oìdo el informe del secretario nacional del Partido y los informes sobre los temas fundamentales de los derechos civiles, tras un amplio debate en el que han participado compañeros de otros movimientos laicos y democr ticos,

afirma que la tarea funadmental del Partido consiste en construir una alternativa reformista, revolucionaria, basada en métodos, estructuras y objetivos laicos y liberales.

El anticlericalismo y el antimilitarismo son instrumentos sin par que caracterizan la fase actual de la lucha radical para la edificar una nueva sociedad y para abatir el régimen clerical, corporativo, interclasista y represivo en el que se basa una gran parte del Estado nacional italiano. De entre las fuerzas polìticas organizadas existentes sòlo el Partido radical demuestra actualmente su voluntad de garantizar en el seno del movimiento democr tico y de clase de nuestro paìs la utilizaciòn de estos instrumentos indispensables de lucha, rechazados o ignorados en los últimos veinte años por la clase dirigente de la izquierda.

El antinacionalismo y el antiautoritarismo son los puntos de referencia necesarios para que esta lucha pueda ser la misma (y no estar simplemente vinculada a ella) que fuertes minorìas radicales llevan a cabo en todo el mundo, tanto en las sociedades burguesas de democracia polìtica como en aquellas a la cabeza en la lucha antimperialista y anticapitalista en pro del desarrollo econòmico y de la conquista de una auténtica y plena autonomìa civil; como en el resto de las sociedades de capitalismo estatal, aún siendo éstas autoritarias;

subraya que la situaciòn italiana es extremadamente grave. También en lo que se refiere a las libertades constitucionales, que parecen estar garantizadas por un régimen de restringida democracia polìtica, éstas se hallan en peligro.

Mientras el proceso de desinterés progresivo y constante de las fuerzas imperialistas y capitalistas por la democracia polìtica (històricamente impuesta por las grandes luchas del movimiento democr tico, el socialista y el obrero) adquiere proporciones alarmantes y aspectos estruendosos, el "primero" de entre los poderes estatales es el represor y el condicionador de toda b sica e ìntima libertad humana, y es reivindicado, cuando no "abiertamente" gestionado con distintos pretextos, por fuerzas militares y militaristas y por una nueva formaciòn de minorìas aguerridas de ideòlogos y técnicos, program ticamente confiado en los valores de la autoridad y del autoritarismo.

En Italia, el fuerte poder y la dictadura clerical y clasista ofercen ocasiones incomparables y estructuras homogéneas para hacer temer que no se halle lejos una posible rebeliòn abierta incluso para con el moderado cuadro institucional.

Pero aunque no fuese asì, el Congreso del Partido radical subraya que el grave ataque cotidiano a los derechos civiles del individuo y de las organizaciones democr ticas perpetuado por el aparato estatal se ha ido reforzando en estos años de centro-izquierda.

El IV Congreso nacional del Partido radical denuncia ente el paìs una situaciòn en la que no se le puede dar valor a una crònica polìtica que, en pocos dìas, ha indicado a magistrados que reciben sueldos de espìas; a policìas que torturan y a la provocaciòn sistem tica; entes que deberìan ser "econòmicamente" públicos y productivos y que sin embargo "producen" corrupciòn, periòdicos, partidos, clases dirigentes a su vez corruptoras, ministros "socialistas" o sindicalistas "de oposiciòn, marxistas" que interpretan el papel y las exigencias de los "patrones del vapor" y del m s codicioso e inhumano interclasismo clerical; generales ladrones y chantajistas, gobernadores civiles y jefes de policìa y ministros del Interior que empuñan incluso contra el Tribunal constitucional, cotidianamente, las leyes fascistas de 1931.

En estas condiciones, el desinterés del paìs por la "polìtica, es decir por la clase dirgente, no puede atribuirse a inmadurez de Italia o a escasa conciencia democr tica del movimiento de clase, sino a la progresiva agravaciòn de la lucha polìtica en una tenacidad y en una "eficiencia" que no son m s que la m scara puntual bajo la que se esconden el "inmovilismo", el "transformismo" y el conservadurismo;

considera que el centro-izquierda acelera y agrava este proceso. El centro-izquierda otorga a la oligarquìa dominante una facultad de iniciativa y una eficacia tal que si se produjese una clara confrontaciòn, democr tica o no - según gusten mandar - en el paìs con las fuerzas democr ticas de alternativa estallarìa una crisis. En cualquier caso, la divisiòn del movimiento socialista - sea cual fuere el grado de envejecimiento y sus sìntomas de esclerosis - sigue siendo un gran error. Pero no son sòlo las opciones erròneas (y obvias) del Psu y del Pri las que provocan el anquilosamiento de la izquierda italiana, a menudo controlada por el régimen. Los mismos grandes partidos de la izquierda de oposiciòn parlamentaria, junto a los que el Partido radical ha llevado a cabo a lo largo de estos años y seguir  llevando a cabo su lucha contra el centro-izquierda, est n condicionados y a menudo son prisioneros de estructuras estatales b sicas para el actual "desorden constituido".

La oposiciòn parlamentaria pocas veces o demasiado marginalmente, es la expresiòn de una lucha vertical y rigurosa en Italia, una lucha de confrontaciòn democr tica y de alternativa; partìcipes, y a menudo participantes subordinados, de las estructuras del régimen, clases dirigentes y organizaciones burocr ticas de la izquierda y de la oposiciòn a menudo parecen apéndices de este Estado, en vez de ser la vanguardia y la clase dirigente del movimiento democr tico.

Ministros "socialistas" estatales o "ministros" comunistas en el gobierno sombra que intenta administrar con sistemas autoritarios el monopolio de la oposiciòn est n en el plano objetivo del poder de clase de nuestra sociedad rehenes ineptos y veleidosos que la izquierda proporciona al enemigo intercalsista clerical.

Consciente de esta realidad no toma nota de ello ni la denuncia enérgicamente. Lo que sì afirma enérgicamente, ante el peligro y la pr ctica de especulaciones antiunitarias y sectarias es que esta polìtica no est  determinada ni por el libre albedrìo de los militantes ni responde a las aspiraciones de la mayorìa de la clase dirigente del movimiento democr tico y obrero. El Pci, del Psiup, del Psu y del Pri no pueden ser las únicas realidades de esta polìtica. La mayorìa de las clases dirigentes nacionales de dichas organizaciones no pueden limitarse a ser la única realidad, por mucha pesiòn que éstas ejerzan, del predominio de los grupos burocr ticos del aparato estatal. Entre los mismos que aplican tan errònea polìtica, desde el gobierno y desde la oposiciòn parlamentaria, polìtica que el Partido radical rechaza y combate, la opciòn consciente y definitiva no est  necesariamente presente en todo momento, sino que imperan la impropiedad del an lisis y la grave ausencia de los momentos de enfrentamiento real de clase en nuestro paìs;

asì pues, confirma la lìnea polìtica que desde 1963 el Partido raical persigue contra la polìtica del centro-izquierda y contra la polìtica de di logo y de reparticiòn del poder con las fuerzas clericales e interclasistas llevada a cabo a lo largo de estos años por la izquierda parlamentaria, tanto desde el gobierno como desde la oposiciòn.

El anticlericalismo y el antimilitarismo deben agrupar en nuevas formas de unidad, necesariamente realizadas desde la base, con métodos de democracia directa que sean comunistas, socialistas, democr ticos, liberales y radicales de todas las generaciones y sea cual fuere su pasado. El Partido radical invita a todas las fuerzas liberales y laicas a llevar a cabo una lucha polìtica que signifique, por sus métodos y sus estructuras, una renovaciòn profunda y, por lo tanto que apunte hacia la unidad.

El Partido radical de los derechos civiles, de la reivindicaciòn de la libertad en el trabajo y desde el trabajo, de la emancipaciòn humana, debe ser - es - el partido de todos los laicos, de todos los liberales y de todos los socialistas: lo son todos aquellos que a través de la lucha anticlerical y antimilitarista est n dispuestos a hacer que pierdan poder, en la unidad democr tica, las persistentes diferencias de organizaciòn y de inscripciòn discriminadoras y divisorias en la pr ctica constante, en la praxis y no en la ideologìa;

asì pues, indica los siguientes objetivos a sus militantes, a las organizaciones federadas y a los òrganos ejecutivos federales. 1) transformaciòn de las estructuras militares en estructuras civiles; 2) salida de la Otan; 3) desmilitarizaciòn de las fuerzas de la policìa; 4) denuncia unilateral del Concordato; 5) confiscaciòn de los bienes eclesi sticos y clericales; 6) instituciòn del divorcio; 7) afirmaciòn de una conciencia sexual laica y liberal.

El Partido radical propone a las fuerzas organizadas de la izquierda esos mismos objetivos, como asì mismo el di logo y la profundizaciòn que pueden reforzarlos, convirtiéndose en motivo de unidad. El Congreso niega rotundamente toda pretendida contraposiciòn objetiva entre las luchas gradualizadoras (con tal de que lo sean), entre procedimientos débilmente reformadores por una parte y la constante acciòn directa y rigurosa en pro de objetivos m s amplios y generales. El Congreso da las gracias de todo corazòn a los compañeros de toda la izquierda que no han podido participar en este debate pero que han contribuido participando en su preparaciòn, en la subscripciòn de autofinanciaciòn, en las numerosas iniciativas anticlericales y antimilitaristas y al éxito de este Congreso. Da mandato al secretario nacional, a la direcciòn nacional y a las organizaciones federadas para que realice prioritariamente esas luchas que por sus formas y contenidos aceleran la construcciòn del partido federado y superan las viejas, aún persistentes, estructuras de trabajo y de encuentro.

N.d.T. (1) Ferruccio Parri: comandante militar de todas las formaciones partisanas en Italia durante la resistencia al nazismo.