V Congreso del PR
Rávena 2, 3 y 4 de noviembre de 1968

El Congreso celebrado en noviembre de 1968 en Rávena, se desarrolla con un año dramático a sus espaldas. En el 68 estalló el movimiento estudiantil de las fábricas, toda una "revolución - tal y como se afirma en la moción - contra el equilibrio inmovilista aceptado por la izquierda italiana" y contra la alineación "de los sistemas burocráticos" de las fuerzas democráticas que desde hacía mucho tiempo eran esclavas de sus "esquemas ideológicos". Gran número de católicos empezaban a distanciarse del clericalismo. A nivel internacional, tanto en el Este como en Occidente, en Checoslovaquia, en Francia y en Grecia se producían brotes de autoritarismo, represivos y totalitarios impuestos por o con los ejércitos.

Aun siendo muy consciente de todos estos hechos y de las nuevas situaciones que desencadenaban, el Congreso del Partido radical considera sin embargo, con la aprobación de la moción, que debe rechazar incluso con el riesgo momentáneo, aparentemente de aislamiento, la absoluta prioridad del compromiso en la batalla a favor del divorcio, confiada exclusivamente al Partido y a la Lid, y deber considerar el superpoder clerical basado en el Concordato el dato clave que caracteriza la especificidad histórica italiana. De ahí la petición de referéndum abolitivo del Concordato contenida en la moción. Se confirma así mismo la necesidad de ofrecer a las luchas de la nueva y de la antigua izquierda objetivos y métodos liberales, para contrastar los riesgos de sectarismo que ya contaminaban los fermentos y los impulsos estudiantiles.

El Congreso elige secretario a Mauro Mellini y tesorero a Angiolo Bandinelli.

MOCION GENERAL

El V Congreso nacional del Partido radical, reunido en Rávenna en los días 2,3 y 4 de noviembre, subraya que en 1968 la vida política italiana ha sido sacudida por profundas transformaciones con motivo del nacimiento de un vasto movimiento de protesta que acompaña a los fenómenos análogos que se han producido tanto en el este como en Occidente, tanto en América como en Francia y en Checoslovaquia.

Mientras el régimen y el contexto italiano se endurecen adoptando formas opresivas y represivas cada vez más evidentes, mientras el poder clerical reivindica con mayor jactancia su hegemonía sobre la situación política italiana con actitudes que nos obstinabamos en haber superado, el mismo régimen ha perdido el encubrimiento que le proporcionaba la acción aparentemente reformadora y de representación proletaria de un partido socialista que progresivamente demuestra su vocación moderada y subalterna y su estructura predominantemente de clientela.

Por otra parte, el hecho de que la misma izquierda de oposición se encuentre en una situación de crisis, consecuencia de un vasto y expontáneo movimiento de base, constituye un ulterior elemento de inseguridad en vez de ser un elemento de refuerzo para el actual equilibrio político y para las fuerzas dominantes en nuestro país.

Las numerosas manifestaciones con las que se ha expresado el movimiento de protesta en las universidades, en las fábricas y en los demás sectores de la vida social y civil, se han rebelado en primer lugar contra el equilibrio inmovilista aceptado por la izquierda italiana, tanto la de gobierno como la de la oposición. De esta manera se manifiesta la reivindicación como protagonista, en la gestión de la vida política y social contra el autoritarismo y la alineación propios no sólo del actual esquema de organización del Estado, de las instituciones y de la producción sino de los mismos esquemas burocráticos de las fuerzas de izquierda.

Estos hechos demuestran la insuficiencia de los esquemas ideológicos y de las estructuras organizativas de la izquierda italiana y al mismo tiempo confirman indirectamente la validez del análisis del Partido radical. Confirmación que se ha visto reforzada con el vigoroso cambio hacia posiciones laicas y anticlericales de sectores del mundo católico italiano, con respecto al que la izquierda tradicional se obstina en practicar una política de diálogo o de valorizacion de "católicos" de izquierda que como tales son también clericales.

Desde este movimiento de base con el que la izquierda oficial, parlamentaria y de aparato se encuentra, nace la perspectiva de una izquierda que plantea al Partido radical problemas de confrontación y de objetivos comunes.

El Partido radical es consciente de que la actitud ampliamente difundida en vastos sectores de esta nueva izquierda, según los cuales la transformación de las estructuras de la sociedad pasa exclusivamente a través de una solución definitiva y global que se realizará con un enfrentamiento frontal contra el "sistema", corre el riesgo de enclavar a estas fuerzas políticas en una perspectiva ilusoria y a una praxis extremista que aleja de los graves problemas del país considerados - al igual que por la vieja izquierda - cuestiones secundarias y supraestructurales, apartándolas de un contacto real con las masas.

El Partido radical recalca la validez de sus métodos de lucha encaminados a determinar vastos y articulados movimientos de masa, promovidos con acción directa a través de la prosecución de objetivos inmediatos de transformación y de desmoronamiento de estructuras e instituciones en las que el contexto social italiano y el régimen que es su expresión encuentran elementos esenciales de su sobrevivencia y de su forma de ser,

El Partido raical considera que los objetivos de sus luchas son válidos y pueden dar resultados de vastas proporciones que han encontrado su expresión en las deliberaciones de los Congresos de Polonia y de Florencia. Las luchas contra el clericalismo, contra el militarismo, contra el Concordato, a favor del divorcio, a favor de la libertad sexual, contra los medios institucionales de corrupción, contra el monopolio clerical de la asistencia pública, contra el neocorporativismo y el neocapitalismo de Estado no son sólo susceptibles de afectar a amplios estratos de opinión, de determinar auténticos movimientos de masa sino que también en el momento de la realización de sus objetivos y en la manera misma en la que se explican, constituyen importantes elementos de crisis del sistema que en Italia no tiene la capacidad de tolerar y absorber dichas luchas y dichas reformas. El neocapitalismo en Italia, mientras toca altos niveles de desarrollo y de difusión del consumismo, no está en condiciones de realizar ni tan siquiera en perspectiva, salvo a través del clericalismo y la corrupción, esas estructuras eficientes y modernas de condicionamiento de las masas y de organización social que con otra configuración ha realizado en otros países. La corrupción adopta una función institucional de consolidación del régimen, de control de los instrumentos de información y de condicionamiento de toda actividad política en el ámbito del sistema. El clericalismo representa el elemento fundamental de las fuerzas conservadoras y reaccionarias y el punto de referencia de toda actitud retrógrada y autoritaria.

Así pues, no se puede plantear válidamente una lucha contra el "sistema" sin considerar la concreta articulación del poder sobre el que se sustenta a través de un régimen que es al mismo tiempo clerical, autoritario y clasista. Por ello, lejos de constituir un elemento secundario, esta diferencia de organización política y social con respecto a otros países crea, incluso a nivel internacional, elementos de contradicción que deben constituir ocasiones válidas de lucha para las fuerzas auténticamente reformadoras y revolucionarias.

Precisamente las contradicciones y las fisuras existentes en el sistema permiten actuar con iniciativas de minorías organizadas y con consecuencias determinantes de amplio alcance. En esta dirección y con estas finalidades, se ha desarrollado la acción del Partido radical y debe proseguir e intensificarse de manera que logre abarcar amplios sectores populares, fuerzas de nueva izquierda y la misma izquierda tradicional que no aceptan el cierre burocrático y el esquematicismo ideológico de sus organizaciones.

En el próximo año el Pacto de la Otan y la lucha contra su renovación deben ser los objetivos principales de la acción antimilitarista como igualmente la lucha contra la consolidación internacional de las fuerzas reaccionarias de nuestro país. La fase crucial de la lucha por el divorcio; la denuncia de algunas de las más clamorosas formas opresivas del régimen en el campo de la asistencia pública, hospitalaria y psiquiátrica deben constituir nuevas ocasiones para la iniciativa radical.

El Congreso considera ante los graves acontecimientos en materia de política interior e internacional que se han producido a lo largo de 1968 (guerra en Vietnam, consolidación del régimen de los coroneles en Grecia, llamamiento al ejército de De Gaulle durante el mayo francés, intervención del ejército con función represiva en muchas ciudades americanas, invasión de Checoslovaquia y desarrollo en Italia del caso Sifar) que se han acentuado drásticamente los peligros representados por las estructuras militares, tanto nacionales como internacionales. El Congreso instiga al Partido a promover un movimiento antimilitarista capaz de determinar el desapego de las masas de las instituciones militares y de los mitos nacionales y nacionalistas a través de la lucha contra los organismos militares, sus conexiones internacionales, su lógica de expansión y su predominio con respecto a las instituciones y a las exigencias civiles, contra el espíritu autoritario que presuponen y difunden. La reacción militarista y autoritaria, mientras se resucitan mitos nacionales y nacionalistas como instrumento de sobrevivencia y de refuerzo, se basa en realidad en un sistema de represión internacional que frena y suprime el desarrollo de toda evolución autónoma y expontánea de las sociedades existentes. En este contexto se debe promover la objeción de conciencia junto a toda otra forma de lucha que sirva para contrastar la función opresiva de la organización militar.

A nivel internacional, la función cada vez más evidente de policía política internacional y de combustible para salidas declaradamente antidemocráticas garantizadas por los bloques militares (Otan y Pacto de Varsovia) exige una respuesta consciente e intransigente de las fuerzas de izquierda. Así pues, hay que desarrollar en el seno de los países occidentales y con respecto a los gobiernos del bloque comunista europeo una nueva iniciativa internacionalista que rechace toda política de potencia como instrumento válido para combatir el imperialismo.

El Congreso, un año y medio después de la aprobación del nuevo estatuto y ante la esclerosis de la organización política tradicional, indica a todas las fuerzas de renovación el tipo de estructura federativa y liberal que el Partido radical ha adoptado y que considera la más idónea para llevar a cabo las luchas sobre los distuntos y articulados frentes antiautoritarios. Sólo a través de una estructura semejante, se pueden expresar hoy en día políticamente rodos aquellos fermentos y aquellas exigencias de renovación presentes en la sociedad italiana. Que estas realidades consigan crear una expresión política coherente es la condición indispensable para lograr contrastar la tendencia a reforzar este régimen. Por ello, será tarea fundamental del Partido actuar políticamente teniendo presente la exigencia prioritaria de aplicar el estatuto tanto desde el punto de vista de un desarrollo adecuado de la organización como para ofrecer propuestas concretas de organización política a las demás fuerzas interesadas en la renovación radical de la izquierda italiana.

El Congreso invita al Partido a llevar a cabo en torno a sus objetivos las más amplias formas de unidad con todas las fuerzas que los comparten. La participación de los militantes y de los partidos de la izquierda tradicional puede constituir un medio eficaz y una contribución insustituible para zarandear y renovar, a través de estructuras autónomas o procedentes de la base, viejas estructuras burocráticas que son la causa del inmovilismo. El encuentro en la lucha y no a través de vínculos orgánicos y de cumbre, buscado y promovido con todo sector de la nueva y de la vieja izquierda, es la alternativa que el Partido Radical contrapone al sectarismo que corre el riesgo de paralizar la izquierda italiana, así como la ha paralizado la ficticia unidad del "frente".

Sobre el Concordato

El V Congreso del Partido radical, reunido en Rávena los días 2, 3 y 4 de noviembre instiga a los órganos ejecutivos del Partido a iniciar, el primer día después de la entrada en vigor de la ley del referéndum, una campaña nacional en pro del referéndum abolitivo del Concordato entre el Estado y la Iglesia.